Tuesday, December 4, 2007

La vida te da sorpresas...

Aquellos ignotos que, trabajando tiempo completo desde jóvenes o niños, se benefician sin embargo de la ignota educación gratuita y logran un título que refrenda sus ya para entonces hasta diez o quince años de experiencia, pueden sentir que sus afanes son afines a los de los estudiosos boreales.

Nicht so.

La educación boreal es un asunto de familia, o más exactamente un esfuerzo familiar. Un boreal puede acceder a la educación unicamente si sus calificaciones son altas. El camino a la universidad empieza desde la escuela. Fallás en la primaria, no entrás a un buen secundario. Y sin éso, olvidate de la facultad. Además, la matrícula es carísima. Y por ley, el estudiante no puede trabajar más de 19 horas semanales. Si todo ésto no alcanzare, la trenza añadida es que tras el título vienen años de prácticas obligatorias para el master o el doctorado, y sin éso uno no es nadie. Nada. Cero a la izquierda. Crap.

Digamos que hasta los 32-35 años un futuro doctor boreal en física o ingeniería es un paria. No trabaja, vive de lo que su familia le pase más lo que rasque en el guardarropas de la Filarmónica, memoriza interminables preguntas y respuestas, come o fuma la marihuana que cultiva en macetas bajo el tragaluz de la mansarda en la que cohabita en comunidad, se desplaza en bicicleta si es de familia pudiente o en patineta si no, y es inculcado que tras pagar tal precio será admitido en la crema y se hará millonario y codiciado.

El flaqui tiene para entonces ideas vagas acerca de la riqueza: tranvía seco y calentito, cottage en montaña para llevar amigovias hoy estudiantas, crucero en yate blanco por Mar del Norte narigueando y culeando, puesto en transnacional con secretaria, conferencias, recibido con honores por presidente bananero, visitar Kolkata nativas-ojos-abiertos-admiración.

...sorpresas te la vida, ay si...

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