Wednesday, November 21, 2007

Itaca, la lejana

Un blog español presenta algunas medidas propuestas allí para paliar el Síndrome de Ulises, flagelo de los inmigrantes.

Pongo el epíteto en chiste respondiendo al clima neoclásico, pero la cosa va en serio: en mayor o menor medida nos afecta a todos los desterrados. No soy yo uno de los casos graves, por supuesto. Ummm, yo creo.

El párrafo anterior abre una interesante lista de preguntas: ¿una mafia de guante blanco, es una mafia todavía? ¿tener seguro de salud es suficiente aunque resulte difícil aprovecharlo? ¿por qué tu jefe te mira torcido cuando te tomás tus vacaciones anuales para estudiar el idioma, el curso pagado por vos?

Y la lista sigue pero no es hora de llorar por el amor perdido. Ni lloros ni pataleos. Uno viene a hacer pata ancha. De no, se quedaba nomás mateando bajo el alero.

Otro blog introduce la Guía del Inmigrante, una publicación muy útil del consulado argentino en Nueva York. Las respuestas que da se aplican o no según el país en el que uno esté, pero es muy valiosa la iniciativa (1) porque la Guía existe, y (2) por sus preguntas.


Porque la Guía existe. Lo primero que uno duda, y lo que más problemas trae inicialmente, es el derecho a ser y estar. Los técnicos locales se quejan de la falta de empleos debido a la desleal competencia de los baratos inmigrantes, yerbas por el estilo. Tan solo por existir, la Guía muestra que el caso de cada uno no es único, que otros también pasan por lo mismo y necesitan ésa orientación.

Por sus preguntas. Otra gente también se pregunta cómo abrir cuentas de ahorro pese a no tener papeles, cosas por el estilo. En el nuevo microcosmos del inmigrante, uno es el atípico. Pero cuántos otros hay que viven las mismas situaciones...

Y no, no es éso de "mal de muchos...". Es que como inmigrante uno es diferente, y algunas veces tiene que tratar con personas a las que les cuesta, o no son capaces, de dar el salto cultural. O que casi lo conciben a uno como una amenaza. O vaya uno a saber qué otro rollo. Mientras escribo me voy dando cuenta de cuánto lo afecta a uno afecta la creencia -equivocada- de que la problemática que uno tiene se origina en uno mismo, que uno ha pateado el tablero, que todo es consecuencia de la decisión de uno de venirse a éste nuevo país.

(No será ahora el momento de lamer heridas, porque cuando la pelota rueda hay que armar jugadas y no quedarse en lamentos. Pero es muy valioso el comprender que hay un marco de referencia, que los problemas que a uno le parece que lo afectan a uno nada más, y de los cuales uno sospecha que es el único culpable, en realidad son parte del contexto. Y suele ocurrir que quienes por cosas como éstas implican, incluso de sotelete, que algo anda mal con uno, en realidad o son tipos equivocados, o lo hacen por alguna conveniencia.)

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